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Villa Scasso: lixiviados, humo tóxio y un basural que resiste al cierre

En el corazón de González Catán, el basural de Villa Scasso sigue activo a pesar de denuncias, fallos judiciales y compromisos de saneamiento. Contaminación, enfermedades y ausencia de políticas efectivas caracterizan una de las zonas más críticas de la Cuenca Matanza-Riachuelo.

Ubicado en el partido de La Matanza, en plena Cuenca Matanza-Riachuelo, el basural de Villa Scasso representa uno de los puntos más alarmantes de contaminación ambiental en el conurbano bonaerense. Con una superficie afectada que supera ampliamente las 10 hectáreas, según el relevamiento técnico de ACUMAR, este predio concentra residuos urbanos, restos de poda, materiales reciclables descartados y desechos peligrosos sin tratamiento adecuado.

De acuerdo al Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (PMGIRSU), en 2010 La Matanza generaba unas 1.436 toneladas diarias de residuos, una cifra que, proyectada al año 2024, se estima en 2.060 toneladas diarias. Aunque gran parte de estos residuos se disponen en el relleno sanitario del CEAMSE, una porción significativa termina en basurales como Villa Scasso, fuera del circuito formal y sin controles ambientales.

Las consecuencias son evidentes. El suelo está severamente degradado, el aire se ve afectado por la quema sistemática de residuos —una práctica habitual en la zona— y los lixiviados, producto de la descomposición de basura, pueden alcanzar las napas freáticas, contaminando el agua que abastece a comunidades cercanas. Según ACUMAR, los 348 basurales identificados en la cuenca ocupan en total 288 hectáreas, siendo el de Villa Scasso uno de los más persistentes y complejos de erradicar.

Pese a que ACUMAR incluyó a Villa Scasso en su programa de monitoreo y saneamiento prioritario, las intervenciones han sido escasas. Años atrás se firmaron convenios con CEAMSE y la Universidad Tecnológica Nacional para realizar diagnósticos y planes de acción, pero los trabajos de clausura definitiva aún no se han concretado.

En paralelo, el circuito informal de residuos sigue operando con la participación de recuperadores que, en condiciones laborales precarias, extraen materiales reciclables y descartan el resto en zonas cercanas, alimentando el ciclo del abandono.

La situación del basural de Villa Scasso revela la fragilidad institucional de los municipios para afrontar una gestión sustentable de residuos. El informe de ACUMAR advierte que muchos distritos destinan hasta un 30% de su presupuesto anual a tareas de higiene urbana, sin contar con estructuras técnicas, financiamiento estable ni políticas integradas para revertir el problema.

En definitiva, Villa Scasso no es solo un punto negro en el mapa ambiental de la provincia. Es un síntoma de una crisis estructural, donde las promesas de saneamiento no alcanzan y la contaminación sigue ganando terreno.

© Santiago Alvarez Amespil - Axel Almada - Kevin González
UADE • Periodismo Deportivo • 2025
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