
NOTA PRINCIPAL
El basural de Villa Scasso: un foco de conflicto ambiental en La Matanza
En González Catán, uno de los basurales más persistentes del distrito evidencia una combinación de abandono, dificultades operativas y reclamos vecinales sostenidos.
En la intersección de Lavalleja, Russo y Armonía, a pocos metros del Club Deportivo Paraguayo, un basural a cielo abierto crece sin freno en Villa Scasso. Lo que alguna vez fue un terreno baldío, hoy es un foco crítico de contaminación, una amenaza ambiental que condiciona la salud, la rutina y la dignidad de cientos de familias.
Aunque el punto de arrojo está identificado por ACUMAR como "Lavalleja-Doblas" y tiene una superficie aproximada de 0,25 hectáreas (2.500 m²) según el Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos, en realidad forma parte de un predio crítico mucho más amplio.
De acuerdo a relevamientos satelitales recientes y al Boletín del Observatorio Ambiental de La Matanza (UNLaM), el basural de Villa Scasso supera las 10 hectáreas. Allí se acumulan residuos domiciliarios, industriales, restos de poda, materiales reciclables descartados, escombros y animales muertos. La escena es alarmante: montículos de basura, quema a cielo abierto, humo tóxico y roedores entre casas y espacios públicos.
El lugar, que carece de cerramiento, control y señalización adecuada, es transitado a diario por niñas y niños que asisten al club o a instituciones cercanas. El derecho constitucional a un ambiente sano (artículo 41 de la Constitución Nacional) se vuelve letra muerta entre el fuego y la desidia.
Un problema estructural y de larga data
Según la auditoría interna N°50 de ACUMAR (2022), existen 301 sitios de residuos activos en la Cuenca Matanza-Riachuelo: 162 puntos de arrojo, 118 microbasurales, 20 basurales y 1 macrobasural. En La Matanza se concentran 129 de ellos.
El informe reveló que el 76 % de estos puntos no fue visitado por las empresas contratadas (ASHIRA, COVELIA, entre otras), y que el 45 % de los sitios sí relevados continuaban en mal estado. La Línea de Base 2017 utilizada en las contrataciones estaba desactualizada y no contemplaba la evolución real de los focos.
En el caso de Villa Scasso, el foco fue identificado como prioritario dentro de los "17 puntos críticos" incluidos en el convenio con CEAMSE, pero las intervenciones son esporádicas. El diagnóstico técnico advierte que muchos distritos como La Matanza no cuentan con estructura técnica ni recursos suficientes para sostener una gestión sustentable.
La vida entre la basura
Los vecinos denuncian que la situación impacta directamente en su salud, movilidad, seguridad y calidad de vida. "Los colectivos dejaron de entrar por el humo y los pozos", cuenta Aide Ibarra. "Mi hijo tuvo un broncoespasmo por la quema", suma Mary Ramírez. "Acá tiran colchones, animales muertos, plásticos, de todo", denuncia Gonzalo Arias.
El Boletín Ambiental de la UNLaM (2023) georreferenció más de 470 focos de residuos en el partido, varios de ellos con un área superior a una manzana. La quema frecuente libera partículas tóxicas al aire, los lixiviados contaminan el suelo y las napas, y la degradación del entorno refuerza la percepción de abandono estatal.
La comunidad organizada, como la agrupación Identidad Vecinal, reclama soluciones sostenidas y participación en los planes de saneamiento. Sin embargo, la falta de respuesta estatal realimenta el círculo vicioso de la basura.
La respuesta oficial: limitada e intermitente
La funcionaria Liliana Yabrum reconoció en entrevista que se trata de "un problema de larga data que requiere trabajo colectivo". Entre las acciones oficiales se mencionan la colocación de carteles, operativos de limpieza, instalación de contenedores y refuerzo del control. También se prevé un programa de recuperación ambiental en el presupuesto 2025.
Pero las promesas reiteradas contrastan con la experiencia local. "Vienen para la foto y después desaparecen", denuncia Matías Torres, de Identidad Vecinal. A pesar de los anuncios, el punto Lavalleja-Doblas sigue activo, como lo documenta el sitio oficial de ACUMAR.
Una empresa que no rinde cuentas
La empresa Martín y Martín, encargada de la recolección en la zona, opera sin publicar sus recorridos ni frecuencia desde 2020. No existen cronogramas oficiales actualizados ni mecanismos de control ciudadano. La Subdelegación Catán Este informó que hay tareas conjuntas con la empresa, pero no especificó intervenciones en Villa Scasso.
Organizaciones políticas como La Libertad Avanza pidieron la rescisión del contrato. Denuncian la "inacción de la empresa" y proponen un sistema alternativo con cooperativas barriales fiscalizadas por el Estado y trazabilidad pública.
Un modelo fallido de gestión de residuos
La situación en Villa Scasso evidencia una crisis estructural en la gestión de residuos en el Área Metropolitana. El Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (PMGIRSU) de ACUMAR proyectó que La Matanza pasaría de generar 1.436 toneladas de basura diarias en 2010 a más de 2.060 en 2024. Si bien buena parte de esos residuos es enviada al CEAMSE, una proporción significativa termina en basurales informales, como el de Villa Scasso.
Las falencias son múltiples y de larga data. Una auditoría de ACUMAR (N°50/2022) reveló que las empresas contratadas nunca alcanzaron las 4.000 toneladas mensuales comprometidas. ASHIRA, por ejemplo, recolectó solo 1.261,4 tn/mes, y COVELIA, 1.105,6 tn/mes. Además, el 57 % de los basurales intervenidos fueron reinfectados. A esto se suman problemas estructurales: licitaciones basadas en datos desactualizados, maquinaria inoperativa, falta de monitoreo satelital, municipios sin estructura técnica ni control operativo, criterios de pago poco transparentes y un circuito informal de recicladores trabajando en condiciones precarias.
¿Qué se puede hacer?
El documento de ACUMAR y los informes judiciales del "Fallo Mendoza" recomiendan:
- Cierre técnico de basurales, con obras de remediación.
- Monitoreo satelital obligatorio de flotas y recorridos.
- Fortalecimiento municipal en infraestructura y control.
- Inclusión formal de recicladores urbanos.
- Educación ambiental sistemática y continua.
Mientras tanto, en Lavalleja y Russo, el basural crece cada semana. La indignación también. La comunidad no exige milagros, exige que las leyes se cumplan, que los contratos se controlen, y que la basura no decida la suerte de un barrio.
Un futuro posible, si hay voluntad
Villa Scasso no es solo un caso más: es un síntoma visible de un modelo agotado. Erradicar el basural no es una obra más, sino un compromiso con la salud pública, con el ambiente y con los derechos más básicos. No hay más margen para la omisión.
Como dicen quienes viven allí: "Si no nos cuidamos entre nosotros, no nos cuida nadie".